Las entrañas de México
- Araceli Velázquez Córdoba
- 27 ene
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 29 ene
Siempre he creido que tengo el don de ver más allá de lo evidente. También siempre he sentido que todo lo vivo muy distinto a los demás. En este caso no fue la excepción, pero aquí fue un poco (mucho) como cuando una madre esta observando los logros de alguno de sus hijos con mucho orgullo. Tengo el gusto de conocer el proyecto de Octavio Prudhomme desde su inicio. La historia es muy buena y ya la he platicado muchas veces. Lo “conocí” por Facebook, en uno de esos grupos de vinos donde él estaba haciendo una encuesta de cual etiqueta debería escoger para su vino Nahual (primer etiqueta) y recuerdo perfecto que las 4 ilustraciones estaban muy padres. Asi que mi interacción con él fue escribirle “Yo me quedaba con las 4”. Sin saberlo empecé una relación de chamba ayudándole a crear las etiquetas de sus vinos, pero también comenzamos una relación de amistad super padre. A partir de ahí, desde la imagen corporativa hasta cada una de sus etiquetas han pasado por mis manos, y a cada una de ellas le he tenido un cariño muy especial. Porque en la etapa de creación, yo siendo diseñadora, siempre tratas de capturar la escencia de las cosas para poder definir su personalidad, y justo esto me pasó con Xtabay, Lilit, Nahual, Santos Oleos, Xolotl, Nacahui, Mictlán y Nikté.
La idea original de Octavio siempre estuvo perfectamente clara. “Ara, quiero que cuando alguien ponga uno de mis vinos en cualquier mesa, desde lejos se note que es un vino mexicano.” Pero no mexicano colorido, como conocemos a México, sino un tanto (o mucho) obscuro, e inmediatamente me identifiqué. Amante de las calacas, flores, tradiciones emblemáticas, imágenes fuertes y buen gusto, dije “de aquí soy”.
Han pasado ya casi 7 años de sentir a Cava Prudhomme como una pequeña parte de mi, de conocer a los otros 2 corazonsotes que hacen realidad este proyecto junto con Octavio (Lila y Andy). El sábado pasado, sentada en una gran mesa en uno de los mejores (si no es que el mejor) restaurantes de comida oaxaqueña de la Ciudad de México, sentí mucho orgullo al momento de ver reunidos a tantos amigos que acompañamos a Cava Prudhomme en la presentación de sus nuevas añadas, las cuales a decir de paso, están espectaculares. Por cierto, el restaurante es Tezontle, en el centro histórico. Delicioso.
La noche empezó entre risas, regalos y sorpresas. En cada uno de nuestros lugares había una bella caja rosa mexicano con un “milagrito” de latón típico de nuestro país, que embellecía la mesa completa, y contenía de regalo una botella de Mictlán, la joya de la corona del proyecto de Cava Prudhomme. Empezó la noche con un sope de alberjón con pulpo frito en ceniza de habanero, chorizo y perejil frito, haciendo un maridaje maravilloso con Lilit, el grenache rosado. De segundo tiempo los chefs Jorge Sibaja y Ezequiel Garnica nos asombraron con un medallón de filete de res, bañado en salsa de chiles tatemados y chapulines con guarnición de vegetales, el cual hizo un espectacular acompañamiento con Santos Oleos, Nebbiolo 100% del valle de Ojos Negros. Seguimos con una enmolada de carnitas de pato bañada en un exquisito mole negro de Oaxaca maridando con Mictlán, un Syrah 100%. El camino de los muertos lo terminamos con la visita de un colibrí dorado que acompañó una tartaleta rellena de crema de mamey y espuma de Pixtle que me hizo chupar los dedos junto con este elixir burbujeante que es Nikté, Chardonnay 100%
Como pueden ver, fue una noche maravillosa. Donde nos quedó clarisimo de lo que están hechas las entrañas de México.

Felicidades siempre Octavio, Lilia y Andy, por este camino tan particularmente delicioso que es Cava Prudhomme.
Visiten Tezontle por favor donde podrán probar este gran menú y obviamente los vinos de Octavio.
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